sábado, 6 de febrero de 2016

En busca de Cabo Verde (IX)






LEONEL ALMEIDA. São Vicente, 1952. Ya ha finales de los sesenta forma el grupo Birds junto al músico-para-todo-y-para-todos Paulino Vieira. Más tarde se convirtió en el enésimo integrante de Voz de Cabo Verde, la troupe alrededor de Luis Morais. Aunque anunciara de manera oficial su retirada en 2010, Leonel ha participado después en diferentes homenajes y ha retornado con diferentes proyectos musicales. Su disco “Caminho do mato” de 1985 es toda una epopeya en torno a la coladeira, mezclada con funk, kizomba o salsa y escoltada por rotundas secciones de viento. Si no sienten nada con bombas de la categoría de “Guintche” o “Tempestade” es que, francamente, están muertos.






KINGS. Grupo de São Vicente formado en 1971. Permanecen en activo, ostentando la orgullosa marca de ser la formación caboverdiana más longeva de la historia, contando entre sus miembros originales con el mismísimo Paulino Vieira. Adscritos en un principio al funaná, fueron ensanchando sus influencias con el tiempo hacia el samba, el funk y otras hierbas. Su líder, Dany Mariano, también se unió a la nómina de compositores de los que echó mano Cesária Évora –en concreto cedió su “Vida Tem Um So Vida” para el disco de la diva “Miss Perfumado”-. De su aclamado disco de 1979 “Faroest” elegimos la canción que da título al disco (todo un himno en su país) y el reggae-pop “Ana Matá Tchuk”.






MANUEL DE CADINHO. Nacido en la pedanía de Chaminé –en el término de São Domingos, isla de Santiago-, comenzó su carrera musical en 1977. Emigró a Portugal en los años ochenta, bregándose en esos días como multi-instrumentista especialmente dotado para la guitarra. Y para la voz, especialmente melosa y seductora. Sus creaciones han sido cantadas por gente como Évora, Jacqueline Fortes, Cordas do Sol, Salif Keita o el nigeriano Tony Allen. De su disco “Si Agu Mar Bira Grogo” son especialmente remarcables sus merengues “Fronta Ku Sábi” y “Preto Pizara”.







CARLOS POP. Vocalista de los geniales Black Power, dio sus primeros pasos en la música a finales de los años 70. Como su apellido artístico indica, su concepción de la música abarca un mundo de interacciones entre la tradición de su tierra natal y las posibilidades del circuito occidental. Comprometido hasta la médula (“Cabo Verde Levanta” o “1º de Maio” son dos de las piezas de combate más recordadas de su repertorio), aun así nosotros hemos querido confiar su participación con “Praia de Caiao” –que da título genérico a todo un álbum- y “Preciso saber”, ésta más orientada a la especulación amorosa y el twist mediterráneo.





GALAXIA 2000. Soca extraterrestre y coladeira cósmica para una de las obras maestras indiscutibles de nuestra tierra favorita: “Peso di sodade “(1982) consta de ocho maravillas que combinan con tino y alegría sintetizadores campestres y psicodelia contagiosa. El festejo por la liberación de las cadenas imperialistas en “Povo di Nôs Terra” y la sodade de cadencia despreocupada de “Kancão Tristo” son dos ejemplos cualesquiera de la maestría de este combo para desplegar riesgo, lucidez rítmica y finura melódica en cada compás. Alucinantes.

DUDU ARAÚJO. Natural de Mindelo, Eduino Teixeira Araujo es uno de los grandes crooners de São Vicente, como demuestra el impepinable morna “Nha Visão” que da título genérico a su disco más representativo, de 1985. Tremendamente versátil –“ Tchál Két”, por ejemplo, no esconde un apego hacia ritmos cercanos a la rumba, en conveniente hibridación con el funk y el Caribe-. Amigo desde muy pronto de figuras como Tito Paris, acabó formando parte de una de las alienaciones de Kings hasta centrarse en una carrera en solitario que continúa en muy buena forma actualmente.






NANDO DA CRUZ. Bautizado como Fernando Gonçalves da Cruz, nació en São Vicente en 1965. Como Teófilo Chantré o Mayra Andrade, pertenece a la facción caboverdiana –ya sea nativa o descendiente- afincada en Francia. Autor fetiche de Cesária Évora o del legendario Morgadinho, este filántropo preocupado por el bienestar de la infancia de su país se lanzó desde sus inicios -mediados de los ochenta- al morna más electrónico y la coladeira más sofisticada, dando como resultado hits fulgurantes como “Baiana” -que daba título a su primer disco- o “Coração Perdido”, incluido en el mismo disco de 1987.


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